Cáncer de Piel

El cáncer de piel se genera por un crecimiento anormal descontrolado de las células de la piel y se divide básicamente en tres tipos: carcinoma basocelular (el más frecuente), carcinoma espinocelular y melanoma (el más grave, agresivo y potencialmente mortal). La Argentina carece de un Registro Nacional Oficial que informe los nuevos casos de cáncer de piel (el cáncer más común del ser humano), aunque la experiencia hospitalaria permite estimar que en los últimos 5 años han aumentado entre un 20 y un 30% los casos de cáncer de piel. El adelgazamiento de la capa de ozono y la falta de protección natural debida al cambio climático son los principales factores en el incremento del cáncer de piel. Después de Australia, donde la mayor parte de la población tiene piel y ojos claros, somos los más expuestos a estos cambios climáticos. La cercanía de la Argentina al agujero de ozono hace que estemos más expuestos a las radiaciones del sol. Además nuestros hábitos y costumbres al aire libre, actividades al sol, poca educación en fotoprotección y las pieles claras, nos hacen vulnerables a un mayor riesgo de cáncer de piel.

¿Afecta a cualquier tipo de piel?

Si bien el cáncer de piel es más común en personas que tienen piel clara, cabello rubio y ojos claros, ningún tipo de piel está libre de este riesgo. Las personas con piel sensible que se queman fácilmente al exponerse al sol con dificultad para broncearse, son especialmente susceptibles al daño solar. También tiene mayor riesgo quienes presentan gran cantidad de lunares, quienes han tomado mucho sol o han padecido quemaduras solares en la infancia o adolescencia. Las personas que tienen o tuvieron cáncer de piel tienen más probabilidades de padecer otro cáncer cutáneo, así como sus familiares directos. Quienes se exponen a camas solares también tienen mucho riesgo.

Resulta fundamental en la prevención y detección precoz del cáncer de piel que realicemos un control anual de los lunares con el Dermatólogo. Esto nos permite controlar los lunares y detectar cualquier cáncer de piel en un estadío temprano que permite la curación de la enfermedad. Además el denominado Autoexamen de los lunares, que consiste en inspeccionar uno mismo detenidamente los propios lunares siguiendo una serie de pasos ordenados para conocer nuestra piel de modo tal que cualquier cambio o nuevo lunar nos llamará la atención y alertará a consultar al Dermatólogo. El mismo se realiza cada tres meses.

¿El sol es único desencadenante de esta enfermedad?

La exposición al sol y a la cama solar es responsable del 90% de los tumores que aparecen en la piel. Existen otros factores como el genético, las lesiones por radioterapia y las cicatrices crónicas como las provocadas por quemaduras. Ciertos productos químicos como el arsénico contenido en altas cantidades en el agua de pozos, consumidos crónicamente pueden provocar cáncer de piel. El Xeroderma Pigmentoso es una enfermedad hereditaria poco frecuente en la que la piel no posee la capacidad para reparar los daños que sufre el material genético de las células ante la exposición solar. Las personas con este trastorno desarrollan tumores en la piel desde edades tempranas.

¿Cómo se detecta? ¿Y cuáles son los síntomas?

Los síntomas a los que hay que prestar atención son los cambios en la piel. Una herida pequeña que no cicatrice en tres semanas, un lunar que cambie (tamaño, forma, color), pique o sangre, son los síntomas más habituales. Se debe estar atento también a la aparición de nuevos lunares, manchas o verrugas. Existen una serie de parámetros o características de los lunares que deben tenerse en cuenta a la hora de mirar un lunar. Es el denominado ABCD que determina lunares que son sospechosos y hacen pertinente la consulta con el Dermatólogo por los riesgos que implica, aunque no siempre se va a tratar de un lunar maligno.
Asimetría: una mitad es distinta de la otra
Bordes: son irregulares, poco definidos con múltiples escotaduras
Color: diferentes tonos de marrón, negro, azul y/o rojo
Diámetro: mayor de 6mm o crecimiento rápido del tamaño del lunar
Es decir, no todos estos cambios son producto de un cáncer, pero siempre es conveniente consultar al Dermatólogo.

¿Qué pasa con los lunares en el verano? ¿Cuál es control que hay que tener?

La mejor manera de prevenir el cáncer de piel es evitando la exposición a la radiación ultravioleta del sol y controlando una vez al año los lunares con el Dermatólogo. El principal factor de riesgo de cáncer de piel es la radiación ultravioleta.
Por eso, es realmente importante:

  • No exponerse al sol entre las 10 y las 16 hs (ni siquiera usando protector)
  • Cuando nos exponemos al sol debemos hacerlo con protector solar que tenga un factor de protección nunca menor a 15 (factor 30 o más en las pieles sensibles), y que bloquee la radiación ultravioleta A y B
  • Cada dos horas se debe reaplicar el protector o bien luego de la actividad deportiva o al salir del agua. Tener en cuenta que el protector tarda 20 a 30 minutos en empezar a actuar desde el momento en el que es colocado
  • Utilizar remera y gafas que protejan de rayos UV, y sombreros de ala ancha para proteger el rostro
  • Deben evitarse las camas solares que incrementan los riesgos de cáncer de piel

Si tenés algun lunar o lesión en la piel que te llame la atención, es necesario que consultes con el Dermatólogo rápidamente.

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